El libro Aragón de Recuerdos y Bellezas de España, publicado en 1844 habla sobre Griegos. Cuenta en sus líneas que Segóbriga, pueblo celta, es el punto originario del lugar enclavado en el Cerro de la Cabeza de Griegos. En 1930, D. Martín Almagro, descubrió una necrópolis celta en una excavación realizada en el Castillejo, Moritón.
De este modo, fue encontrado un enterramiento situado dentro de un círculo de piedras de unos 25 metros de extensión, en el que había situadas un total de 14 tumbas datadas sobre el año 300 antes de Cristo. En el Museo Arqueológico de Madrid se puede contemplar la muestra recogida en Castillejo de Griegos. Allí se encuentra un escudo circular, de tipo Castra, decorado con bronce.
Necrópolis céltica
Un día, un vecino de Griegos trabajaba sus tierras, cuando encontró algo extraño entre las raíces que removía. Ese objeto resultó ser parte de un cementerio de restos de origen céltico que había yacido escondido durante cientos de años. Símil de este hallazgo son otros restos hallados en Cuenta, Guadalajara y Soria: esto nos describe las gentes que vivían en tiempos lejanos.
Lo encontrado era un enterramiento situado dentro de un círculo de piedras de unos 25 metros de extensión, en el que había situadas un total de 14 tumbas de una época que se sitúa cerca del año 300 a. C. La Necrópolis estaba situada al pie de la Muela y en el lado derecho mirando desde Griegos y en tierras cercanas a las de Guadalajara. Los restos son de barro sin decoraciones. Pero entre los objetos de bronce, resalta un bello escudo que se cree perteneció a algún guerrero celtibérico . Además, se encontraron broches, fíbulas, hebillas y brazaletes. Aparecieron también restos de cadenas de bronce que por su elaboración es probable que sirviesen de adorno y que fuesen enterradas junto con el difunto, quebrados. En hierro, aparecieron hojas de lanza y la mitad de unas tijeras.
En el año 1934, Don Martín Almagro iniciaba una excavación arqueológica en el pueblo de Griegos. Este estudioso, conocedor del lugar, había realizado en sus tiempos de juventud, batidas de exploración en busca de restos prehistóricos.
Datos obtenidos de textos del ayuntamiento de Griegos basados en letras del profesor Martín Almagro.
Leyenda del Toro de oro
Conocer leyendas e historias de antaño de pueblos, sean verdad o mentira, pueden servir de referencia para aprender de los aires históricos de un lugar. La historia del toro de oro puede ser un ejemplo de este tipo de relatos.
El toro de oro
Cuenta la historia que en los años en que las tierras de Griegos eran habitadas por celtas del norte e íberos del sur, que compusieron en el mapa los pueblos celtíberos, existía un rito de persecución de un toro. Estas poblaciones crearon la ciudad en el alto de La Muela de San Juan, que fue destruida cuando los romanos aparecieron en escena.
El rito consistía en la caza de un toro. Se celebraba una comida en comunidad acompañada por las bebidas de la época. En realidad, tiene gran parecido con las fiestas actuales. Llegó un momento en que las gentes de esa época decidieron crear una representación de un toro de oro como muestra de la festividad y prueba de respeto a Dios. Ese ídolo se tiró en una sima como ofrenda pero sólo el sacerdote, casualmente, conocía su ubicación; el secreto se perdió al igual que otros muchos que han sufrido el paso del tiempo. Cuando se encuentre el toro dorado se comprobará la historia; si nunca se halla, puede haber dos explicaciones: que la historia no hay sido trasladada hasta nuestros días con toda la veracidad necesaria o que el religioso celta ese año tuvo un buen periodo.